En el mes de abril de 1961 se publicó el primer número de la revista Nuevo cine, la aventura editorial de un grupo de críticos, realizadores, cinéfilos, responsables de cine-clubes

Jaime Vázquez                                                                                           

En el mes de abril de 1961 se publicó el primer número de la revista Nuevo cine, la aventura editorial de un grupo de críticos, realizadores, cinéfilos, responsables de cine-clubes, todos amantes del séptimo arte.

En ese año la cartelera cinematográfica anunciaba, entre otras películas, Los siete magníficos, Ben-Hur, El botones, La noche de las narices frías, y las mexicanas El analfabeto, Ánimas Trujano y Santo contra el cerebro del mal. Comenzaba una década de cambios sociales y culturales en el mundo.

La nota que abrió la primera entrega de la revista se tituló Manifiesto del grupo Nuevo cine, documento colectivo que había sido publicado en enero de ese año en el suplemento cultural del diario Novedades, el histórico México en la cultura dirigido por Fernando Benítez.

El grupo “nuevo cine” estaba integrado entonces por José de la Colina, Rafael Corkidi, Salvador Elizondo, Emilio García Riera, Jomi García Ascot, Carlos Monsiváis, Heriberto Lafranchi, Gabriel Ramírez, José María Sbert, Luis Vicens, José Luis González de León y Julio Pliego. Con el paso de los siete números el equipo fue cambiando. La revista se dejó de publicar en agosto de 1962. Fueron siete números que dieron mucho de qué hablar en el medio cultural.

El grupo declaró como objetivo central del manifiesto el compromiso por “La superación del deprimente estado del cine mexicano”, por lo que “deberán abrirse las puertas a una nueva promoción de cineastas…”.  

Uno de los puntos fundamentales para la superación de nuestro cine, afirmaban, era “…la fundación de un instituto serio de enseñanza cinematográfica que específicamente se dedique a la formación de nuevos cineastas”. Un anhelo de muchos años y de varias generaciones que tomaba forma de proclama.

En 1963, bajo la dirección de Manuel González Casanova, se funda el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), hoy Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC), institución de la UNAM. Nacía así un primer impulso a la formación de cineastas con el sello universitario.

En 1975, el 15 de julio, comienza sus labores el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), dirigido por Carlos Velo y Manuel Michel, con el “padrinazgo” de Luis Buñuel, quien asumió el papel de presidente honorario de la institución.

Se cumplen este mes de julio 50 años de vida de una institución que ha crecido al ritmo de las décadas en estructura, oferta educativa y prestigio nacional e internacional.

Lo más relevante: las películas, el trabajo creativo y las obras de varias generaciones de jóvenes que ingresaron al CCC se han sumado a la riqueza cultural del país. 

Con el cortometraje Límite (1977), Juan Arturo Brennan se convirtió en el primer egresado del CCC. Un año más tarde, filma La mentirosa, también bajo la producción de la escuela. 

La primera ópera prima en largometraje: El secreto de Romelia (1988) de Busi Cortés, con Diana Bracho, Pedro Armendáriz, Lola Beristáin y Arcelia Ramírez, entre un numeroso elenco.  

Producciones de alumnos del CCC han obtenido las “Palmas de Oro” en el Festival de Cannes: en 1994, el cortometraje de animación El héroe, de Carlos Carrera, y en 2007 Ver llover, de Elisa Miller.

Alrededor de 40 generaciones de jóvenes han sido parte de esta historia de cinco décadas, con producciones que han obtenido reconocimientos en México y el mundo.

El llamado, la voz de un grupo de apasionados del cine que se transformó en el manifiesto de Nuevo cine en 1961, que recogía ecos de otras generaciones y otros tiempos, se extiende hoy en diversas instituciones dedicadas a la formación, capacitación, estudio, resguardo del patrimonio, divulgación y promoción del cine en nuestro país.

El CCC cumple 50 años. Es una institución en la que cada generación renueva la juventud de su propósito, o como la escuela se define a sí misma: “Somos un espacio de exploración, aprendizaje y producción donde la imagen cobra vida”.   

Imagen e imaginación, como decía Luis Buñuel, padrino del CCC: "Afortunadamente, en algún lugar entre el azar y el misterio yace la imaginación, la única cosa que protege nuestra libertad, incluso a pesar del hecho de que la gente continúe intentando reducirlas o matarlas a ambas".

Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz.

@vazquezgjaime