Dos credenciales para la identidad
Yurisha Andrade Morales*
La CURP biométrica, a la que me referí en mi columna del pasado 7 de julio, vendrá a resolver el histórico incumplimiento del Estado para dotar de un mecanismo de identificación a los mexicanos menores de edad,dado que la Credencial para Votar con Fotografía logró convertirse en el mecanismo oficial de identificación de los mayores de edad que, desde 1992, la utilizan para realizar todos los trámites que necesiten ante instituciones públicas y privadas y, por supuesto, para ejercer su derecho constitucional a votar en las elecciones federales y locales, tanto en el territorio nacional como fuera del mismo.
En la antesala de la emisión de la CURP biométrica, el Instituto Nacional Electoral anunció, la semana pasada, la actualización de sumodelo de credencial. Conforme con la propuesta presentada por la Comisión Nacional de Vigilancia, integrada mayoritariamente por representaciones de los partidos políticos nacionales, el documento incluirá nuevos mecanismos de seguridad que fortalecen su carácter de infalsificable y que evitan su alteración o duplicación, entre otras modificaciones destaca: la inclusión de tintas termo cromáticas o infra rojas, lo cual significa que cambian con las variaciones de temperatura ambiente y que identificará elementos como la palabra “INE” que aparecerá debajo de la clave de elector en la parte frontal y en el reverso. Adicionalmente, se incluirá la fotografía a color de la persona en el reverso de la mica, por lo cual, la imagen aparecerá adelante y atrás de la misma.
Adicionalmente, el INE analiza la pertinencia legal y técnica de incluir otros datos en la Credencial, como son los relativos a la identificación de personas con comunidades indígenas a las que pertenecen, la forma en la que se auto perciben personas de la diversidad sexual y las que tienen alguna discapacidad, temas sobre los que aún no existen definiciones y que se estudian desde hace varios años. Al mismo tiempo, la institución ha anunciado la posibilidad de emitir una versión digital que, si las condiciones técnicas y jurídicas lo permiten, podría estrenarse en los procesos electorales 2026-2027.
En mi opinión, el INE hace lo correcto dando continuidad a una secuencia de mejoras periódicas de la credencial de elector que surgen de las innovaciones tecnológicas y responden al propósito de mejorar su calidad y facilitar su utilización. No obstante, en un plazo breve deberá coexistir con la CURP biométrica que distribuirá el gobierno federal y que podría convertirse en el nuevo instrumento de identificación nacional que la legislación le otorga, sustituyendo en esta función, a la tradicional mica que entrega la autoridad electoral.
Queda por delante el complejo camino de la implementación para materializar la moderna CURP biométrica, al tiempo que habrá de desahogarse la posible reforma electoral que también tocará los principales componentes del sistema nacional de elecciones. Una de las incógnitas a resolver está en las actuales facultades que tiene el INE para la integración, actualización y administración del padrón electoral, recordemos que en las iniciativas anteriores se planteó la posibilidad de que la institución electoral solo tuviera atribuciones para preparar los listados nominales retirándole el manejo de la base de datos del Registro Federal de Electores y, por consecuencia, del padrón electoral.
Se trata de un tema de la mayor relevancia concernido con la calidad y confiabilidad de las elecciones, así como con la autonomía constitucional del INE, su naturaleza y atribuciones y, de paso, con la viabilidad de los organismos electorales locales. Los datos indican que la ciudadanía tramita su “INE”, en primer lugar, para obtener un instrumento de identificación universalmente aceptado y, en segundo término, para ejercer su derecho de voto en territorio nacional y bajo la modalidad de personas residentes en el extranjero.
La coexistencia de dos credenciales de identidad luce compleja fundamentalmente, porque si la ciudadanía, obligada por las nuevas disposiciones legales, que hemos revisado en aportaciones anteriores podría desistir de tramitar y actualizar sus datos en el Registro Federal de Electores, lo cual podría generar bajos niveles de participación ciudadana, más si consideramos que anualmente el INE entrega entre 13 y 16 millones de micas que son sustituidas porque caducaron, se reponen por haberse extraviado o porque las personas cumplen la mayoría de edad. La falta de interés en la credencial de elector surgiría del hecho de que su uso sería exclusivo para identificarse en las casillas y poder votar. Estaremos atentos a las definiciones que se tomen en las próximas semanas.
Magistrada del Tribunal Electoral del Estado de Michoacán
@YurishaAndrade