Hasta hace poco apreciaba mucho vivir en la Ciudad de México cuando cruzaba al Estado de México

Leo Zuckermann

Hasta hace poco apreciaba mucho vivir en la Ciudad de México cuando cruzaba al Estado de México. Era patente la diferencia en los servicios públicos de ambas entidades. Los de la capital era muy superiores. Por ejemplo, la pavimentación de las calles. En el Edomex había muchos más baches que en la CdMx.

Ese era el caso hasta hace poco porque, ahora, mi entidad se parece más a la vecina.

No es que los gobiernos mexiquenses hayan mejorado, sino que el capitalino va en decadencia.

Nos parecemos cada vez más en la cantidad de baches en las calles. Desde luego que han proliferado a causa de las lluvias estivales. Noto, sin embargo, que ahora hay más y son más peligrosos por su amplitud y profundidad.

Los hay por todas partes. No se salva ninguna colonia. Es frecuente observar una cola de coches varados porque se les poncharon las llantas. El asunto se complica con las lluvias ya que el agua tapa los baches haciendo imposible verlos y esquivarlos. Resulta una monserga, además, tener que cambiar una llanta cuando está cayendo un diluvio.

A menudo, además de reventarse los neumáticos, la suspensión del automóvil queda dañada, lo cual complica más la vida y el bolsillo de los conductores quienes tiene que pagar los reparos porque, obviamente, el gobierno no se hace responsable de lo mal encarpetada que están las calles y avenidas.

Hace poco se llevó a cabo el Maratón de la Ciudad de México. Sobre la Calzada Chivatito, cerca del cruce con Paseo de la Reforma, varios atletas que lo corrieron en sillas de ruedas cayeron en baches que había en la ruta. Qué vergüenza. El gobierno capitalino no pudo asegurar que este camino estuviera en perfectas condiciones para un evento tan relevante como el Maratón.

La jefa de gobierno de la capital, fiel al estilo morenista de negar la realidad e inventar eufemismos a los problemas, negó la existencia de baches aseverando que los incidentes fueron por “un registro mal tapado que provocó la deformidad de la vialidad”.

Si entiendo bien, entonces, había una coladera abierta. No sé si Clara Brugada tenga razón o no, pero me queda clarísimo que parte de los problemas que se enfrentan los chilangos en sus calles son precisamente las coladeras destapadas.

Siempre me ha parecido un misterio por qué en México se da tanto este fenómeno comparado con otras latitudes. Dirán que aquí llueve mucho y, por tanto, se desborda el agua del drenaje presionando las tapas hasta botarse. Si este es el caso, ¿no habría una solución de ingeniería para evitar que se destapen tantas coladeras?

Hace poco, la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde, dijo: “Arranquemos hoy para que en un futuro próximo podamos asegurarle a la gente que cuando gobierna Morena, no hay baches. Cuando gobierna Morena, no hay problemas de drenaje. Cuando gobierna Morena, no hay problemas de alumbrado público. Eso lo vamos a poder decir, pero tenemos que arrancar ese proyecto ya, y lo estamos haciendo”.

Algún malqueriente de Morena, que hay muchos, modificó el video de esta declaración y lo subió a las redes. En la versión transformada, Alcalde asegura que “donde gobierna Morena no hay baches”. El mundo se le vino encima porque la gente, tanto los que usan coches como transporte público, sabe que las ciudades en México están llenas de baches. Acusaron a la presidenta de Morena de mentirosa.

No lo es por esta declaración que mañosamente fue trocada.

Pero sí se me hace injusto que Alcalde proponga que el problema de los baches se arreglará en el futuro cuando gobierne Morena. Resulta que en la ciudad donde yo vivo, la izquierda lleva gobernando 28 años, primero con el PRD y ahora con Morena.

No sé si le convenga a la dirigente de Morena deslindarse de los gobiernos perredistas de Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard. A lo mejor sí de Miguel Ángel Mancera a quien los morenistas no quieren nada.

Y está, desde luego, la gestión capitalina de la actual Presidenta, Claudia Sheinbaum.

Lo cierto es que, en materias de baches, siempre hemos tenido problemas en la capital. Sin embargo, como mencioné arriba, nada que ver en comparación con los municipios conurbados del Estado de México.

Hasta hace poco era patente la diferencia.

Ya no, ahora con Brugada. Desde que tomó posesión este gobierno, se nota la diferencia. Los servicios públicos se han deteriorado. Los baches se encuentran, me atrevo a decir, peor que nunca.

La ex alcaldesa de Iztapalapa ha prometido replicar su modelo de “utopías” ahora en toda la capital. Yo sueño con otra utopía: el día que en esta ciudad se pueda circular por coche sin el miedo de caerse en un hoyo que destroce la suspensión del automóvil.

X: @leozuckerman