Más flexibles, con un espíritu más multidisciplinar y haciendo uso de la conocida como inteligencia artificial (IA): son algunas de las características de las universidades del futuro
Madrid, España. - Más flexibles, con un espíritu más multidisciplinar y haciendo uso de la conocida como inteligencia artificial (IA): son algunas de las características de las universidades del futuro (no muy lejano) que se pusieron este viernes encima de la mesa en un panel del I Congreso Futuro Iberoamericano, un evento de divulgación celebrado en Madrid.
Eva Alcón, presidenta de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), abrió el debate bautizado 'La universidad y los desafíos del futuro' con una introducción en la que se detuvo en la "importancia de la autonomía universitaria".
"Las universidades necesitamos esa autonomía universitaria, lejos de cualquier injerencia política y económica", para poder así "cumplir" con el "papel transformador" que va en el "ADN" de estas instituciones de enseñanza desde su creación, enfatizó Alcón.
También enumeró algunos de los "muchos retos de futuro" de las universidades: el reconocimiento y homologación de títulos entre diferentes países; la creación "efectiva" de un Erasmus Iberoamericano; la digitalización y la inteligencia artificial (IA), y la movilidad y las redes.
Tras esa introducción, hablaron Miguel Arrufat, promotor del grupo Proeduca y de la española y online Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), y exrecotres o exministros de países iberoamericanos.
Así, también tomaron la palabra Cristovam Buarque (exrector de la Universidad de Brasilia y exministro de Educación de Brasil); Alejandro Gaviria (exrector de la Universidad de Los Andes y exministro de Educación Nacional de Colombia), y Enrique Graue (exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México).
La revolución de la IA
"En cinco años la inteligencia artificial va a cambiar totalmente la universidad. Casi me atrevo a decir que posiblemente no la reconozcamos sobre lo que es la universidad actual", vaticinó Miguel Arrufat.
Y enumeró efectos negativos -que algunos estudiantes "están utilizando la IA como un atajo para minimizar el esfuerzo"- y positivos -que facilita la personalización de la educación con el desarrollo de asistentes virtuales, por ejemplo- de esta tecnología.
Cristovam Buarque, por su parte, expuso, en relación con la coexistencia de la "inteligencia artificial" y la "inteligencia biológica: "¿Dónde vamos a construir una manera de convivir las dos inteligencias que hay en el mundo hoy? En la universidad, porque tenemos los científicos, tenemos los filósofos y ahí podemos mezclar la ética con el conocimiento".
Para el exrector de la Universidad de Brasilia y exministro de Educación de Brasil, la universidad del futuro "tiene que ser abierta", también para el sector privado; tiene que ser más multidisciplanar, alejándose de esa universidad "prisionera de cada categoría del conocimiento" y de "cada ciencia"; y tiene que "convivir" con el resto de universidades del mundo y con los sectores profesionales.
"No hay futuro para la universidad aislada", resumió Buarque.
Además, la "presencialidad" deberá seguir siendo "muy importante" en la universidad futura, y tendrá que convivir con la virtualidad, anotó, por su parte, el mexicano Enrique Graue.
Ese modelo híbrido "permitirá muchas cosas", como que el estudiante vaya "escogiendo su trayectoria a sus tiempos y a sus ritmos"; que se aumenten las matrículas; y que los alumnos "disfruten más de su enseñanza".
"La gran palabra es hacernos flexibles", sintetizó Graue, e hizo extensible esa flexibilidad, aunque sea "verdaderamente difícil" para las universidades públicas autónomas, a la "modificación" de los contenidos curriculares para adaptarlos a las "necesidades del mercado y del momento histórico".
El exrector de la Universidad de Los Andes y exministro de Educación Nacional de Colombia, Alejandro Gaviria, aportó que, en esta "época de locura", tiene que ser un "imperativo" para las universidades iberoamericanas el "conectarse más" con la sociedad, el sector privado y con lo que piensan los estudiantes.
"A mí", dijo Gaviria, "me ha gustado pensar en la universidad latinoamericana, iberoamericana, como una universidad activista, que defienda su autonomía, que, si quiere, se sume a la indignación".