El gobierno de Estados Unidos anunció el envío temporal de aeronaves militares a Centroamérica con el objetivo de fortalecer la cooperación en materia de seguridad y respuesta humanitaria en la región. La medida, según fuentes diplomáticas, forma parte de un plan conjunto con gobiernos centroamericanos para vigilar rutas aéreas irregulares y mejorar la capacidad de respuesta ante emergencias naturales.
En los últimos meses, Washington ha intensificado su coordinación con naciones aliadas, entre ellas El Salvador, Guatemala y Honduras, como parte de una estrategia para prevenir el tráfico ilícito de armas, drogas y personas en el corredor centroamericano. Las operaciones incluyen vuelos de reconocimiento, ejercicios de entrenamiento y presencia logística en puntos estratégicos.
Un portavoz del Departamento de Estado señaló que el despliegue no implica bases permanentes ni operaciones ofensivas, sino que busca “garantizar una cooperación transparente y temporal” en tareas de seguridad regional.
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“Nuestro objetivo es apoyar a los países socios en la protección de sus espacios aéreos y en la respuesta ante crisis humanitarias. No se trata de una operación militar, sino de una colaboración técnica y de asistencia”, indicó la fuente.
En tanto, gobiernos locales han confirmado la llegada de personal técnico y aeronaves estadounidenses en aeropuertos con capacidad dual civil y militar, lo que ha generado diversas reacciones en la región. Algunos sectores políticos cuestionan el alcance del acuerdo y piden que se garanticen los límites de soberanía nacional, mientras otros celebran el apoyo en materia de seguridad y vigilancia.
La cooperación aérea se enmarca en los esfuerzos de la administración estadounidense por reforzar su relación con América Latina, especialmente en temas relacionados con seguridad fronteriza, migración y combate al crimen transnacional.
Fuentes regionales señalaron que, además de las misiones de reconocimiento, se prevé la instalación de equipos de monitoreo satelital y comunicación conjunta, con el fin de mejorar la detección de aeronaves sospechosas que operan en zonas sin control aéreo.
Aunque la presencia de aviones estadounidenses ha despertado críticas entre algunos grupos políticos y defensores de derechos humanos, los gobiernos centroamericanos participantes han asegurado que la cooperación se realiza dentro del marco legal y con supervisión de sus autoridades militares y civiles.
Fuente: The New York Times