Alfonso Martínez, presidente municipal de Morelia, felicitó a Torres Piña como futuro titular de FGE Michoacán, al considerar que su nombramiento es inevitable por la mayoría en el Congreso, pese a la falta de experiencia penal.
Morelia, Michoacán.-Sin esperar dictamen, lista de preseleccionados ni integración de terna por parte del Congreso de Michoacán, el presidente municipal de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar, dio por hecho que Carlos Torres Piña será el próximo titular de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGE) y lo felicitó públicamente.
“Es evidente que la carta más fuerte es el exsecretario de Gobierno, Torres Piña. Finalmente creo que va a salir incluso quizá con una amplia mayoría”, declaró el alcalde en entrevista.
Y remató:
“Yo creo que está bien, pues es una persona que creo que tiene la capacidad para poder ser fiscal de nuestro estado, y le deseo, creo que va a hacer un buen trabajo y lo felicito”.
Cuando se le planteó si eso no caería en la lógica de las cuotas políticas o en un nuevo caso de “fiscal carnal”, Alfonso Martínez no lo negó ni lo defendió, pero dejó clara su visión.
“Siempre ha sucedido en los congresos y donde hay una amplia mayoría es muy fácil que eso suceda, hablándolo con mucha claridad”, expresó el exdiputado.
Aunque el proceso formal de evaluación de perfiles sigue en curso y aún no hay definiciones oficiales, el edil capitalino asumió como irreversible el nombramiento de Torres Piña, cercano al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.
Cabe apuntar que Torres Piña no cuenta con experiencia en materia penal ni trayectoria en procuración de justicia. Su carrera ha sido política: otrora silvanista, puso a disposición de Morena quizá la más poderosa estructura política electoral del PRD.
En contraste, entre los 16 aspirantes que comparecieron ante el Congreso de Michoacán este lunes hay perfiles con experiencia en ministerios públicos, áreas jurisdiccionales e incluso cargos dentro de la Fiscalía General de la República (FGR).
La declaración de Alfonso Martínez no sólo anticipa el desenlace del proceso, sino que normaliza las decisiones por mayoría legislativa como algo inherente al funcionamiento del Congreso, sin cuestionar la idoneidad técnica del perfil ni la pertinencia de su posible designación.