Lula participó en la sesión ampliada del G7, donde reiteró sus críticas a los conflictos que se suceden en el mundo, frente a la indiferencia de la comunidad global
Kananaskis, Canadá. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, intervino este martes en la cumbre del G7 e instó a constituir un grupo de países «comprometidos con la paz», a fin de devolverle a la ONU su papel de «casa del entendimiento y el diálogo».
Lula participó en la sesión ampliada del G7, formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, y reiteró sus críticas a los conflictos que se suceden en el mundo, frente a la indiferencia de gran parte de la comunidad global.
«Año tras años, las guerras y los conflictos se acumulan. Los gastos militares consumen anualmente el equivalente al PIB de Italia» y suman «2.700 billones de dólares que podrían invertirse en el combate al hambre o en la transición (energética) justa», dijo.
El líder brasileño insistió en su opinión de que, en el caso de la invasión rusa a Ucrania, «ninguno de los dos lados conseguirá sus objetivos por la vía militar» y subrayó que «solo un diálogo entre las dos partes puede conducir a un cese del fuego y la paz».
En su discurso, difundido por la Presidencia brasileña, citó el conflicto en Gaza, afirmó que «nada justifica la matanza indiscriminada de miles de mujeres y niños o el uso del hambre como arma de guerra» y volvió a criticar a aquellos países que «todavía se resisten a reconocer al Estado palestino».
En ese mismo contexto, sostuvo que «los recientes ataques de Israel a Irán amenazan con convertir a Oriente Medio en un único campo de batalla, con consecuencias globales impensables».
Según Lula, «es preciso que la Secretaría General de Naciones Unidas lidere, con un grupo representativo de países comprometidos con la paz, la tarea de restituir a la organización la prerrogativa de ser la casa del entendimiento y el diálogo».
El líder brasileño aseguró también que los recursos financieros que se destinan a las guerras pudiera financiar una transición energética justa y colaborar con el combate al cambio climático.
Recordó que el propio G7 nació de la crisis del petróleo de 1975 y sostuvo que desde entonces se ha demostrado que «la dependencia de los combustibles fósiles condena al planeta a un futuro incierto».
Lula intervino en la segunda jornada del G7, celebrada en la ciudad canadiense de Kananaskis, en calidad de invitado, igual que los líderes de México, Ucrania, India, Australia, Corea del Sur y Sudáfrica.