Morelia, Michoacán/Fotos: ACG.
A veces podríamos creer que el blanco es el color de la paz, pues se ha convertido en un símbolo que se utiliza cuando se busca enviar mensajes de conciliación. En la bandera de México este color representa la unidad, el rojo es la sangre de los héroes nacionales y el verde la esperanza del pueblo en el destino de su raza.
Estos colores podrían no representar algo (para algunos) más que en fechas patrias como el día de la bandera, o el mes de septiembre cuando las calles se cubren de nacionalismo con banderas por doquier.
Pero en esta tarde el color tomó un sentido distinto cuando decenas de personas salieron a marchar para reclamar la pacificación de la tierra michoacana y la tranquilidad de los productores, luego del homicidio de Bernardo Bravo Manríquez, líder de los limoneros de Apatzingán.
Vestidos de blanco como un símbolo de paz, pero también como el color que deja en evidencia el rojo de la sangre que impregnó al sector limonero, ese que se caracteriza por el verde (el de la esperanza).
Los dolientes, encabezados por la viuda, Amelí Navarro Lepe, se congregaron minutos antes de las cinco de la tarde, cerca de la fuente de Las Tarascas, para caminar por la avenida Madero hasta llegar a la Catedral de Morelia, donde ofrecerían la última misa del triduo por el descanso eterno del líder productor.
Portando cartulinas con mensajes de paz y pequeñas bolsas con limones, caminaron por la avenida principal de la capital michoacana, algunos gritando consignas de justicia, otras más ofrecieron un rosario, y otros más iban en silencio.
La movilización, que era custodiada por elementos del Ejército, llegó a la Catedral de Morelia, y en el recinto religioso les esperaban algunos custodios más de la Guardia Nacional.
Ahí, la viuda que con todas sus fuerzas buscaba contener el llanto, agradeció el respaldo de la población ante la irreparable pérdida e hizo un llamado a buscar la paz, al considerar que es el único camino a la justicia social.
Finalmente, señaló que este tipo de hechos no deberían ocurrirle a nadie, pues Bernardo Bravo solo buscaba defender al campo, los productores y librarlos de los amagos del crimen organizado.
“Lo acontecido son hechos que a final del día no deberían de ocurrir, ni con Bernardo, ni con ninguna otra persona, en cualquier municipio o en cualquier estado que sea un estado con democracia y con derechos”.
Después de dirigirse a la prensa, Amelí Navarro y el resto de manifestantes ingresaron a la Catedral donde se llevó a cabo la ceremonia eucarística de manera privada.
Los hechos
El cuerpo sin vida de Bernardo Bravo fue encontrado el pasado lunes 20 de octubre al interior de su vehículo en el camino Apatzingán-Tepetates. Según lo informado por la Fiscalía General del Estado (FGE), se determinó que la causa de muerte fue una herida en la cabeza, ocasionada por el disparo de un arma de fuego.
El Fiscal Carlos Torres Piña, declaró a medios de comunicación que Bernardo Bravo se separó de sus escoltas en el Tianguis Limonero para dirigirse a Cenobio Moreno, presuntamente para encontrarse con un productor limonero.
El día martes 21 de octubre la FGE informó la detención de Rigoberto N., en posesión de dinero en efectivo y narcóticos, quien podría estar relacionado con la muerte del productor.
Este miércoles 22, durante su comparecencia ante el Senado de la República, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, informó que hubo una segunda detención de una persona presuntamente relacionada al hecho.
Destacó desde la tribuna de la cámara alta que tal detención fue en colaboración entre autoridades estatales y federales, y comprometió que no habrá impunidad en el caso, ni en el resto de delitos cometidos en la región.