Manifestaciones en Barcelona y Mallorca tomaron un giro inusual cuando residentes utilizaron pistolas de agua para rociar a turistas desprevenidos, como forma simbólica de protesta contra el turismo masivo que, según denuncian, está afectando gravemente la calidad de vida local.
Las movilizaciones formaron parte de una acción coordinada en diversas ciudades del sur de Europa, con el objetivo de visibilizar las consecuencias del actual modelo económico basado en el turismo. Mientras que en Mallorca se congregaron varios miles de personas en la marcha más concurrida del día, otras protestas más pequeñas ocurrieron en ciudades como Barcelona, Venecia (Italia) y Lisboa (Portugal).
En la capital catalana, los manifestantes portaban silbatos, pancartas con frases como “Un turista más, un residente menos”, y pegaban calcomanías en hoteles y hostales con mensajes como “Tourist Go Home” o “Autodefensa Ciudadana”. Las pistolas de agua fueron utilizadas como una forma pacífica de “molestar un poco” a los visitantes, según explicó uno de los participantes.
Los organizadores y asistentes denuncian que el auge del turismo ha disparado los precios del alquiler, desplazando a los residentes y transformando los barrios en vitrinas turísticas. Un manifestante relató que su renta se ha incrementado más del 30%, debido a la proliferación de alquileres de corta estancia. Además, acusan un deterioro del tejido comercial local, ya que las tiendas tradicionales están siendo reemplazadas por negocios orientados exclusivamente al turista.
Barcelona, con 1.7 millones de habitantes, recibió 15.5 millones de visitantes el año pasado, atraídos por íconos como la Sagrada Familia o el paseo de Las Ramblas. Sin embargo, la presión turística parece estar alcanzando un punto crítico, y los ciudadanos exigen medidas para recuperar el control sobre su ciudad y preservar su identidad.
Fuente: PROCESO