Cada 22 de agosto se recuerda a todas las personas que han sufrido agresiones, persecuciones o incluso perdido la vida a causa de su religión o sistema de creencias. La ONU estableció este día con el fin de promover el respeto, la tolerancia y la libertad de pensamiento, elementos fundamentales para la convivencia pacífica.
La fecha busca visibilizar que, en distintas partes del mundo, millones de personas aún enfrentan discriminación, hostigamiento y violencia simplemente por profesar una fe o expresar convicciones espirituales o filosóficas.
Con esta conmemoración, la comunidad internacional reafirma su compromiso de proteger la libertad de religión y creencias, así como de garantizar que nadie sea perseguido por sus convicciones. Además, es un llamado a los Estados y a la sociedad a fomentar el diálogo, la diversidad y el entendimiento mutuo como herramientas contra la intolerancia.