Cuando se formó el Trío Tariácuri, en 1931, existían pocos agrupaciones de este tipo con proyección nacional dedicados a la música mexicana

Jaime Vázquez

Cuando se formó el Trío Tariácuri, en 1931, existían pocos tríos con proyección nacional dedicados a la música mexicana. En la década anterior era muy popular el Trío Reyes Ascencio, integrado por las hermanas Sara y Ofelia Ascencio, y la veinteañera Lucha Reyes. A la salida de Lucha, que inició su carrera como solista y que, además, era la protagonista de diversos incidentes por su carácter y comportamiento, ingresó Julia Garnica, para conformar el Trío Garnica Ascencio, que alcanzó los escenarios del Teatro Lírico y los micrófonos de la XEW.

En el norte tenían éxito los Trovadores Tamaulipecos, de Lorenzo Barcelata y Ernesto Cortázar.

El Trío Tariácuri nació en Huetamo, Michoacán, integrado por los hermanos Juan, Norberto y Jerónimo. Eligio, el hermano menor, ingresó al grupo debido a la muerte de Jerónimo, por un accidente automovilístico en 1941.

Amalia Mendoza, la hermana, después de ser parte de varios conjuntos, emprendería su exitoso camino como solista, hasta convertirse en La Tariácuri, voz emblemática de la música mexicana.

En 1936, Fernando de Fuentes realiza Allá en el Rancho Grande, melodrama campirano que colocó en la pantalla la vida rural idealizada, el conflicto de amor, la cantina y el campo, y la música que aderezó la historia escrita por Luz Guzmán de Arellano y Guz Aguila. Acompañando a Tito Guízar y Lorenzo Barcelata, cantores vernáculos, aparecieron el Trío Murciélagos y el Trío Tariácuri. La película tuvo un éxito arrollador y fue la punta de lanza de nuestro cine en mercados internacionales, la semilla de lo que después se denominara “época de oro”.  

Las incursiones del trío de Huetamo en el cine se extendieron un poco más.

En 1936, el director norteamericano David Kirkland incluye al grupo musical en El impostor, otra cinta con toques rancheros y de cine de vaqueros protagonizada por Raúl de Anda, Emilio Fernández y Juan José Martínez Casado.

El “Rey del temple”, el torero moreliano Jesús Solórzano, interpreta a Ponciano Díaz en ¡Ora, Ponciano! De Gabriel Soria, con Consuelo Frank, nacida en Carrizal de Arteaga. A esta película se suman los cómicos Leopoldo “Chato” Ortín y Carlos López “Chaflán”, con la música de guitarras y las voces del Trío Tariácuri.

Son parte de “…los acordes de la música (que) se hermanan con los trinos de los pájaros y el eco de los bosques que repiten las devotas canciones…”, como rezaba el cartel publicitario de Un viejo amor (Luis Lezama, 1938), con la pareja formada por Consuelo Frank y Ramón Armengod.

Acompañan a Jorge Negrete en Juan sin miedo (Juan José Segura, 1938), otra de toros, con el diestro Juan Silveti. De nueva cuenta con Jorge Negrete en ¡Ay, Jalisco, no te rajes! (Joselito Rodríguez, 1941), con la breve y contundente presencia de Lucha Reyes.

Vuelven a los ruedos en Toros, amor y gloria (Raúl de Anda, 1944), con Lorenzo Garza y la rumbera María Antonieta Pons.

Juan Mendoza, nacido el 14 de febrero de 1917 en Huetamo, se separa del trío en los años cincuenta. Decidido a comenzar su camino solista, había aparecido ya en 1949 en El charro de Cristo (René Cardona), con Luis Aguilar y Alicia Caro.   

A su filmografía, ya como actor y cantante, se suman: Vuelve el norteño (Manuel Muñoz, 1964), serial protagonizado por Antonio Aguilar y Lorena Velázquez; El revólver sangriento (Miguel M. Delgado, 1964), drama pistolero-musical con estrellas de la canción vernácula como Luis Aguilar, Lola Beltrán, Flor Silvestre, Antonio Aguilar y Cuco Sánchez; Aquella Rosita Alvírez (René Cardona, 1965) con Rosa de Castilla, Ofelia Guilmáin y Juan Gallardo; y El jinete justiciero (René Cardona, 1966), con Juan Gallardo y la moreliana Sonia Infante.

Los tríos cantaron y aparecieron en las pantallas: Los Tres Huastecos, Los Calaveras, Los Pastores, Los Mexicanos, entre otros, que hicieron de la música un personaje principal en los relatos contados en el cine.

Tariácuri, hijo de Pauácume y de una isleña de Jarácuaro, es símbolo y fundador. El Trío Tariácuri, Amalia Mendoza y Juan Mendoza, le dieron voz y música al mito.

En las escenas en blanco y negro, en el cine de antaño, Juan Mendoza entona las estrofas de la canción De Tierra Caliente soy: “De Tierra Caliente vengo, de Tierra Caliente soy, me dicen que aquí hay valientes, que lo son de corazón. Soy amigo de los hombres y rival del fanfarrón. Yo soy gallo en mis terrenos y y gallazo en los ajenos. Nunca dije ser muy bueno, pero si quieren probar, que me salga otro a cantar y veremos quién es menos”. 

Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz.
@vazquezgjaime