El Museo del Louvre, considerado una de las joyas culturales más importantes del mundo, enfrentó una paralización inesperada luego de que su propio personal decidiera suspender actividades en protesta por las condiciones laborales y el creciente impacto del turismo masivo.

La jornada se tornó caótica en los alrededores de la icónica pirámide de cristal, donde miles de visitantes quedaron atrapados en largas filas, sin poder ingresar pese a contar con sus boletos. La huelga fue detonada durante una reunión ordinaria, cuando trabajadores de atención al público, seguridad y taquilla se negaron a continuar con sus labores, argumentando que el museo opera bajo condiciones “insostenibles”.

Entre las principales quejas del personal se encuentran la falta de personal suficiente, la presión diaria por el flujo desbordado de turistas y una infraestructura que, aseguran, está en deterioro. Solo en 2023, el Louvre recibió a 8.7 millones de personas, el doble de lo que su capacidad puede manejar de manera segura.

Uno de los puntos críticos es la sala donde se encuentra la Mona Lisa, que diariamente recibe hasta 20 mil personas, generando aglomeraciones constantes y largas esperas para tomarse una fotografía con la célebre pintura de Leonardo da Vinci.

El presidente Emmanuel Macron había anunciado meses atrás un ambicioso plan de renovación del museo, con una inversión estimada entre 700 y 800 millones de euros. Sin embargo, los empleados señalan que el proyecto prioriza la expansión y la estética, mientras las necesidades operativas y las condiciones laborales se descuidan. Denuncian también que los recursos de funcionamiento otorgados por el Estado han disminuido en más de un 20 % en la última década, a pesar del incremento en la afluencia.

Con baños insuficientes, zonas de descanso mínimas y temperaturas extremas dentro del recinto, los trabajadores exigen medidas urgentes para frenar el colapso del museo. La huelga ha puesto en evidencia un problema de fondo que amenaza con desbordar no solo a una de las instituciones más visitadas del planeta, sino a quienes la hacen posible.

Fuente: PROCESO