¡AL MINUTO! ERA, primera empresa del sector energético que recibe el distintivo ‘Hecho en México’ en Michoacán

Analfabetismo y rezago educativo: Alerta ante la simulación

FUENTE: Contramuro Noticias en Michoacán / Opinión /

El rezago educativo en México perpetúa la pobreza y la marginación, exigiendo atención urgente para una alfabetización auténtica.

El rezago educativo es un flagelo que ata a las personas a la pobreza, las inmoviliza socialmente, las condena a la marginación, las impele a emigrar y hasta les arrebata años enteros de esperanza de vida. Sin educación, las oportunidades se cierran, el futuro se ensombrece, los derechos se reducen a letra muerta y la dignidad misma se ve vulnerada.

El rezago educativo se define como la condición de quienes, teniendo 15 años o más, no han concluido la educación básica, es decir, preescolar, primaria y secundaria. Este indicador evidencia brechas estructurales de acceso a derechos y servicios, como a un ingreso remunerador, a seguir ejerciendo el derecho a la educación, vivir mejor el derecho a la salud, al libre tránsito y poder defenderse en la vida.

El analfabetismo, la expresión más cruenta del rezago, es definido por el INEGI como la incapacidad de leer o escribir un recado en una persona de 15 o más años. En esa situación se encuentran 4 millones 456 mil 431 personas de un total de 89 millones 320 mil 723 personas en México.

En Michoacán, INEGI contabilizó en 2020, entre la población mayor de 15 años a 242 mil 339 personas en condición de analfabetismo. Paralelamente, contabiliza a 271,828 personas sin escolaridad, a 441,222 personas con primaria incompleta, a 581,264 con primaria terminada, a 162,602 con secundaria incompleta, todos los cuales suman 1 millón 456 mil 916 personas en situación de rezago educativo.

El censo reportó 3 millones 446 mil 992 personas mayores de 15 años. Entonces, el porcentaje de rezago educativo es el cociente es de 42.26 por ciento, es decir, tres de cada siete pobladores de Michoacán de 15 años y más.

Además, existe la categorización de analfabetismo funcional, cuando una persona sabe leer y escribir frases simples, pero no puede comprender textos o realizar operaciones necesarias para la vida cotidiana. Para tener una noción basta con rememorar los resultados del Módulo de Lectura del INEGI (MOLEC), que en abril de 2024 informó que apenas el 69. 6 por ciento de los encuestados declaró leer. De ellos, solo el 41.8 por ciento leen libros, y de entre este grupo, apenas el promedio es de 3.2 libros anuales.

Paralelamente, además de los estancamientos y rezagos en materia de comprensión lectora encontrados entre sus ediciones del año 2000 y la de 2000 se suma el pasmoso hallazgo de la Prueba PISA 2022, donde 98 de cada 100 jóvenes connacionales de 15 años no supieron distinguir claramente una opinión de una evidencia … y hoy ya son ciudadanos mexicanos.

De acuerdo con INEGI (2020) las personas que tienen por mucho la primaria completa ganan en promedio $5,705.00 pesos mensuales; quienes tienen como máximo secundaria completa perciben $7,991.00 pesos mensuales; quienes tienen bachillerato concluido a lo sumo ganan $9,516.00 pesos mensuales; quienes tienen una carrera universitaria terminada como máximo perciben 16,649 pesos mensuales y quienes concluyeron un posgrado obtienen $35,471 pesos mensuales.

Habiendo sopesado la situación, también podemos proyectar la gravedad de que un gobierno simule alfabetizar a las personas. Es un engaño profundamente perverso, concebido para proyectar efectividad gubernamental, para mantener en la ignorancia clientelar a los gobernados, para desviar recursos, para sostenerse en el poder o un poco de todas las anteriores.

Por ello, es preciso narrar el caso de amnesia colectiva más grande de la historia: 202 mil personas olvidaron sus habilidades de lectoescritura mágicamente, ante la falta de libros, bibliotecas, revistas y elementos que les permitieran reforzar sus aprendizajes en sus comunidades michoacanas, entre 2005 y 2010; claro, de acuerdo con la “verdad histórica” del gobierno michoacano.

Así de irónica es la reducción al absurdo de un gran fraude de la alfabetización simulada. Veamos: entre 2004 y 2008, el Gobierno de Michoacán implementó el programa “Alfa TV – Yo sí puedo”, una estrategia de supuesta alfabetización basada en el método cubano “Yo sí puedo”. Se aseguraba que más de 257 mil personas fueron alfabetizadas, colocándose “banderas blancas” en 107 de los 113 municipios, símbolo de que el analfabetismo había sido abatido a menos del 4%.

Pero en 2011, el Censo de Población y Vivienda 2010 desmintió la narrativa oficial. El analfabetismo persistía en niveles cercanos al 90% en algunas comunidades alejadas del estado, sumando 305 mil 178 personas prevalentes en esta indignante condición. No se trató de un error, sino de una estrategia deliberada de simulación con fines propagandísticos, financieros y políticos. Como documentamos desde el capítulo Michoacán de Mexicanos Primero en 2011, el programa fue un escándalo de fraude educativo.

Peor aún, la apología vertida por un funcionario que aseveró que la mayoría de las personas, como eran adultos mayores “no querían aprender” no solo fue discriminatoria, sino eugenésica: una negación activa del derecho a aprender, por edad. Indagaciones posteriores demostraron que, hubo muchas personas que fueron reportadas como alfabetizadas a quienes incluso se les otorgó un certificado de conclusión de la educación primaria, pero en realidad no sabían leer.

Se trató de una simulación estructurada. Se llenaron registros y certificados mecánicamente, se reportaron “egresos” sin verificación externa, se inflaron cifras, y se desactivó la fiscalización social.

Lo grave es que, en 2025, la historia parece repetirse. La SEP y el INEA (Instituto Nacional para la Educación de los Adultos) han relanzado una narrativa similar. Según comunicados oficiales, el instituto ha firmado acuerdos de colaboración con Cuba para intercambiar experiencias de alfabetización y replicar nuevamente el método “Yo sí puedo” en diversas regiones del país, como se destaca en su boletín de marzo de 2024. En diciembre de 2024, el gobernador de Chiapas anunció la reedición de Alfa Tv, Yo Sí Puedo con el objetivo de “alfabetizar a más de 512.000 personas”.

En abril de 2025, se señaló que “se fortalece la Estrategia Nacional para la Alfabetización, impulsada por el Gobierno de la Presidenta”.

Las cifras son de proporciones bíblicas: el titular de la SEP mencionó que “alfabetiza, durante el mes de abril, a 456 mil 163 jóvenes y adultos de todo el país mediante los servicios educativos gratuitos que ofrece el INEA”, para cumplir con la meta nacional de erradicar el analfabetismo en 2026, denominada “México Libre de Analfabetismo”.
Veamos: si el Censo de 2020 reportó 4 millones 456 mil 431 personas en situación de analfabetismo, sólo en abril de este año se estuvieron atendiendo al 10.23 % de ellos.

Recordando que, el proceso dura 192 horas de trabajo en aula con una carga semanal mínima de 8 horas; es decir, 24 semanas de clases o 6 meses, de acuerdo con el INEA. Entonces implicaría que, en un periodo máximo de 58 meses se conseguiría alfabetizar a todas las personas que el Censo 2020 reportó en situación de analfabetismo al ritmo que se aduce está avanzando el proceso. Pero, para lograrlo en 2026, se requeriría alfabetizar a la tercera parte de las personas analfabetas cada semestre: es decir, 1.5 millones de personas a la vez. Suena titánico. ¿Con qué recursos?

Más aún, hay que tener en cuenta que, en el Censo de 2010, había aproximadamente 5.4 millones de personas en situación de analfabetismo en México. El avance, combinado con efectos sociodemográficos fue reducir en 900 mil personas en una década entera.

Mismos actores, mismas instituciones, mismos programas y mismo discurso apuntando hacia donde mismo difícilmente puede anunciar resultados diferentes. Urge atención e intervención a fondo por parte de la Presidenta de la Educación -Claudia dixit-.

Hoy, como en el Michoacán en 2008, se privilegia la narrativa del éxito inmediato sobre la construcción de capacidades duraderas, el efectivismo y las métricas elevadas por encima de los recursos disponibles para lograr una proeza educativa.

Detrás de ello se asoman los fantasmas de la propaganda sobre la pedagogía, de la simulación sobre la acción sostenida y de la fantasía electorera sobre la verdad social.

¿Y Michoacán ya resolvió el rezago educativo?

En julio de 2025, la Secretaría de Educación en el Estado de Michoacán declaró que la escolaridad promedio del estado había pasado de 7.7 años a 9.0 años, con base en una proyección que difunde el Sistema de Información y Gestión Educativa (SIGED) de la SEP. Un salto que, de ser real, representaría un avance extraordinario en corto tiempo.

No obstante, tal afirmación está basada en proyecciones, no en datos censales. A la fecha, no hay evidencia demoscópica que respalde ese incremento. Y aunque el anuncio se hizo con intenciones celebratorias, recuerda demasiado al optimismo artificioso de los gobiernos anteriores.

Partamos de que, la escolaridad promedio entre las personas de 15 años y más que declaró el INEGI con base en el Censo Nacional de Población y Vivienda (2020) en Michoacán fue de 8.6 años.

Las proyecciones que realizan las dependencias suelen estar inmersas en controversia. Por ejemplo, respecto a rezago educativo, regresemos con el INEA, organismo que prospectó al 31 de diciembre de 2024 en Michoacán 3,674,345 personas mayores de 15 años, habiendo 223,562 personas analfabetas y 1,492,114 personas en rezago educativo, sosteniéndose en segundo lugar nacional.

En términos porcentuales, de acuerdo con el INEA, Michoacán ocuparía al 31 de diciembre de 2024 un deshonroso segundo lugar en el mayor porcentaje de personas mayores de quince años que no terminaron su educación básica respecto al total, con un 40.6 por ciento, sólo por debajo de Chiapas, con 45.3%. Nótense el cúmulo de inconsistencias entre los datos censales de INEGI respecto a las proyecciones de INEA y del SIGED. ¿Con 1.49 millones de personas en rezago educativo en 2024, respecto a 1.45 del Censo de 2020 hay algo qué celebrar?
Y si a esto aunamos las muertes en exceso por la pandemia, la migración, el desplazamiento forzado, los homicidios, las desapariciones y el descenso de la tasa de natalidad, resulta complejísimo aseverar que se haya suscitado un incremento como tal sin hacer un estudio demoscópico en campo.

La declaración incluye un dato clave: significaría que se ha reducido el rezago educativo, sin necesidad de campañas masivas ni reingeniería del sistema educativo. Solo con estadísticas proyectadas.

Pero las matemáticas de la esperanza necesitan sustento demográfico. El INEGI aún no realiza ni publica un nuevo censo. Como en el pasado, se trata de un triunfalismo basado en proyecciones, no en política pública efectiva. El silencio también es cómplice. Cosechar lo que no se sembró es oportunismo. Simular que se sembró, es corrupción.

La sociedad debe asumir su memoria: quien calla ante la mentira, consiente la farsa. Alfabetizar no es repartir diplomas, sino construir capacidades. No es simular inclusión, sino garantizar derechos. No es pintar banderas blancas, sino sembrar justicia educativa. ¡Los derechos educativos no tienen edad de caducidad, son para toda la vida!

Desde el monitoreo e investigación aplicada que hacemos en el capítulo Michoacán de Mexicanos Primero desde 2009 ya lo descubrimos una vez y lo visibilizamos. Hoy obran las evidencias públicas del riesgo, para que este llamado a tiempo se tome en cuenta y nunca más se simule educación, ni literacidad para persona alguna en este país. ¡Por una alfabetización verdadera!

Artículo resumido: consulta la versión completa en nuestro portal electrónico oficial: www.mexicanosprimeromichoacan.org

*Doctor en ciencias del desarrollo regional y director fundador de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C

OTRAS NOTICIAS